sábado, noviembre 19, 2005

CUENTOS Y MÁS CUENTOS ...

CONTANDO CUENTOS
Para leer los cuentos elaborados por nosotros los chicos, sólo tienen que hacer clic en este vínculo:
http://losnenescuriosos2.blogspot.com/

y allí los encontrarán a todos.
Después nos cuentan si les agradan.
Pero si desean verlos en power point ... sólo tienen que hacer clic en estos vínculos:
CONTANDO CUENTOS

http//naves.atlasdeladiversidad.net/naves/cuentoscuriosos

CONTANDO CUENTOS 2

http//naves.atlasdeladiversidad.net/naves/cuentoscuriosos2

viernes, noviembre 18, 2005

EVALUACION FINAL



EVALUACIÓN FINAL DE LOS PROYECTOS


Hoy desde las 8.15, realizamos la evaluación de los proyectos anuales, con los padres.
Los grupos de 2° A y 3° A, se reunieron con las madres y sus docentes en la sala de informática.
Luego de proyectar los power point realizados por los alumnos, con sus cuentos, analizaron los progresos realizados por los niños durante el año.
Tras el intercambio de información de lo observado en el hogar y la escuela, compartieron el desayuno con los niños, en un verdadero clima de trabajo afectivo.
Grandes y chicos, coincidieron en: ¡¡¡Que se repita!!!

domingo, noviembre 13, 2005

EL PRINCIPITO


El Principito
El Zorro
_ ¿Qué significa domesticar? Dijo el principito
_ Es una cosa demasiado olvidada dijo el zorro

_ .Significa "crear lazos"
.:.Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito.
Y tú tampoco me necesitas. No soy para tí más que un zorro semejante a cien mil zorros.
Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para tí único en el mundo...
_Si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros.

El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música.
Y además ¿ves, allá, los campos de trigo? Yo no como pan. Para mí el trigo es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. Pero tú tienes el cabello color oro. Cuando me hayas domesticado, será maravilloso. El trigo dorado será un recuerdo de tí. Y amaré el ruido del viento sobre el trigo...
_ Solo se conocen las cosas que se domestican- dijo el zorro_ Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas a los mercaderes. Pero como no existen los mercaderes amigos, los hombres ya no tienen amigos. Si quieres un amigo ¡Domestícame!
_ Que hay que hacer_ dijo el principito
_ Hay que ser muy paciente_ respondió el zorro te sentarás al principio un poco más lejos de mí, en la hierba. Te miraré de reojo y no dirás palabra. La palabra es fuente de mal entendidos. Pero, cada día, podrás sentarte un poco más cerca...

Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto ¡descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a que hora preparar mi corazón.....Los ritos son necesarios.
_ Adiós_ dijo el zorro. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos. El tiempo que perdiste por tu rosa, hace que tu rosa sea tan importante.. Los hombres han olvidado esta verdad. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...

sábado, noviembre 05, 2005

¿LEEMOS UN CUENTO?


SIMBAD EL MARINO


Hace muchos, muchísimos años, en la ciudad de Bagdag vivía un joven llamado Simbad. Era muy pobre y, para ganarse la vida, se veía obligado a transportar pesados fardos, por lo que se le conocía como Simbad el Cargador.
- ¡Pobre de mí! -se lamentaba- ¡qué triste suerte la mía!
Quiso el destino que sus quejas fueran oídas por el dueño de una hermosa casa, el cual ordenó a un criado que hiciera entrar al joven.
A través de maravillosos patios llenos de flores, Simbad el Cargador fue conducido hasta una sala de grandes dimensiones.
En la sala estaba dispuesta una mesa llena de las más exóticas viandas y los más deliciosos vinos. En torno a ella había sentadas varias personas, entre las que destacaba un anciano, que habló de la siguiente manera:
-Me llamo Simbad el Marino. No creas que mi vida ha sido fácil. Para que lo comprendas, te voy a contar mis aventuras...
" Aunque mi padre me dejó al morir una fortuna considerable; fue tanto lo que derroché que, al fin, me vi pobre y miserable. Entonces vendí lo poco que me quedaba y me embarqué con unos mercaderes. Navegamos durante semanas, hasta llegar a una isla. Al bajar a tierra el suelo tembló de repente y salimos todos proyectados: en realidad, la isla era una enorme ballena. Como no pude subir hasta el barco, me dejé arrastrar por las corrientes agarrado a una tabla hasta llegar a una playa plagada de palmeras. Una vez en tierra firme, tomé el primer barco que zarpó de vuelta a Bagdag..."
L legado a este punto, Simbad el Marino interrumpió su relato. Le dio al muchacho 100 monedas de oro y le rogó que volviera al día siguiente.
Así lo hizo Simbad y el anciano prosiguió con sus andanzas...
" Volví a zarpar. Un día que habíamos desembarcado me quedé dormido y, cuando desperté, el barco se había marchado sin mí.
L legué hasta un profundo valle sembrado de diamantes. Llené un saco con todos los que pude tomar, me até un trozo de carne a la espalda y aguardé hasta que un águila me eligió como alimento para llevar a su nido, sacándome así de aquel lugar."
Terminado el relato, Simbad el Marino volvió a darle al joven 100 monedas de oro, con el ruego de que volviera al día siguiente...
"Hubiera podido quedarme en Bagdag disfrutando de la fortuna conseguida, pero me aburría y volví a embarcarme. Todo fue bien hasta que nos sorprendió una gran tormenta y el barco naufragó.
Fuimos arrojados a una isla habitada por unos enanos terribles, que nos tomaron prisioneros. Los enanos nos condujeron hasta un gigante que tenía un solo ojo y que comía carne humana. Al llegar la noche, aprovechando la oscuridad, le clavamos una estaca ardiente en su único ojo y escapamos de aquel espantoso lugar.
De vuelta a Bagdag, el aburrimiento volvió a hacer presa en mí. Pero esto te lo contaré mañana..."
Y con estas palabras Simbad el Marino entregó al joven 100 piezas de oro.
"Inicié un nuevo viaje, pero por obra del destino mi barco volvió a naufragar. Esta vez fuimos a dar a una isla llena de antropófagos. Me ofrecieron a la hija del rey, con quien me casé, pero al poco tiempo ésta murió. Había una costumbre en el reino: que el marido debía ser enterrado con la esposa. Por suerte, en el último momento, logré escaparme y regresé a Bagdag cargado de joyas..."
Y así, día tras día, Simbad el Marino fue narrando las fantásticas aventuras de sus viajes, tras lo cual ofrecía siempre 100 monedas de oro a Simbad el Cargador. De este modo el muchacho supo de cómo el afán de aventuras de Simbad el Marino le había llevado muchas veces a enriquecerse, para luego perder de nuevo su fortuna.
El anciano Simbad le contó que, en el último de sus viajes, había sido vendido como esclavo a un traficante de marfil. Su misión consistía en cazar elefantes. Un día, huyendo de un elefante furioso, Simbad se subió a un árbol. El elefante agarró el tronco con su poderosa trompa y sacudió el árbol de tal modo que Simbad fue a caer sobre el lomo del animal. Éste le condujo entonces hasta un cementerio de elefantes; allí había marfil suficiente como para no tener que matar más elefantes.
S imbad así lo comprendió y, presentándose ante su amo, le explicó dónde podría encontrar gran número de colmillos. En agradecimiento, el mercader le concedió la libertad y le hizo muchos y valiosos regalos.
"Regresé a Bagdag y ya no he vuelto a embarcarme -continuó hablando el anciano-. Como verás, han sido muchos los avatares de mi vida. Y si ahora gozo de todos los placeres, también antes he conocido todos los padecimientos."
Cuando terminó de hablar, el anciano le pidió a Simbad el Cargador que aceptara quedarse a vivir con él. El joven Simbad aceptó encantado, y ya nunca más, tuvo que soportar el peso de ningún fardo...
FIN